sábado, 6 de marzo de 2010


Rhamnus alpinus


Bípedo y Tejo


Los Tejos de Peña Carazo


Peña Carazo desde Ahedo

Panorámica desde Peña Carazo

Pendiente máxima.

Hontoria de Valdearados, 17 de agosto de 2009:

En una mañana tórrida salimos de Hontoria de Valdearados un quinteto de socios dispuestos a llegar hasta Peña Carazo para ver las dos manchas de tejos, inventariadas en “El libro del TEJO”, que existen en la base de los cortados.
La ruta, aunque conocida para todos, no deja de tener interés para los amantes de la geografía castellana: El primer pueblo que atravesamos, Caleruega, cuna de Santo Domingo de Guzmán, muestra el Torreón de los Guzmanes que se puede apreciar desde la carretera. Hace un par de semanas se ha descubierto la bodega más antigua de la Ribera del Duero, que data del año 1179.
Pasados 8 km llegamos a Espinosa de Cervera, nacimiento del Esgueva que brota de una fuente románica.
El 31 % de su término (923.88 Hectáreas) queda afectado por la ZEPA Sabinares del Arlanza, donde destacan las siguientes especies: Buitre Leonado (Gyps fulvus) y Alimoche (Neophron percnopterus).
Enfilamos una pequeña subida desde cuya cima se divisa la Sierra de la Demanda, San Lorenzo y, más a la derecha, la sierra de Neila y el pico Urbión. En la bajada hasta el río Mataviejas, atravesamos el desfiladero de La Yecla, en cuyos cortados anida una colonia representativa de buitre leonado. Cerca de aquí está el Monasterio de Silos, en donde saludamos al cocinero y jardinero Longinos, compañero de Fito y Asun, pareja y guías en el Monasterio que hoy disfrutaban de su día libre. De ellos hablaré en otra ocasión.
Silos conserva su carácter medieval con sus elegantes casonas blasonadas. El museo de reciente creación, Sonidos de la Tierra, alberga una de las mejores colecciones de instrumentos musicales de España.
¡Que decir del Monasterio!, de su claustro románico de doble planta que data del siglo XI-XII; botica creada en 1705 y museo, donde se exhibe una importante colección de obras de arte relacionadas con el propio cenobio que incluye pintura, orfebrería, escultura y esmaltes entre otras cosas. Ante la necesidad de ampliar las dependencias del monasterio, se encarga al arquitecto Ventura Rodríguez las debidas reformas, principalmente para dar cabida a la iglesia. Transcurría el siglo XVIII y no se mostraba mucho aprecio por lo medieval, así que sin ninguna consideración, se derribó el templo románico para sustituirlo por otro neoclásico que es el que hoy existe. Del primitivo queda como vestigio el ala sur del transepto y la Puerta de las Vírgenes que abre al claustro.
Desde Silos a Villanueva de Carazo el camino discurre por un serpenteante desfiladero bañado por el río Mataviejas que separa las peñas de Carazo y Cervera.
De Villanueva de Carazo a Haedo el camino se convierte en trocha embarrada por la tormenta de días anteriores, pero llegamos a nuestro destino. Una vez a los pies de Peña Carazo decidimos afrontar la subida olvidándonos de la senda secular. Claro, la media de edad (40 tacos) invitaba a ello, aunque mis “taitantos” empiezan a pesar. El calzado tampoco era el más adecuado; ¡No olvidéis llevar botas que sujeten bien los tobillos, hay mucha piedra suelta!
¡Ya los tenemos al alcance y podemos tocarlos! Es ésta la tejeda más térmica de toda la provincia de Burgos. La componen unos 270 tejos adultos con una altura media de 6m y más de 800 pies de regeneración de hasta metro y medio de altura. Su altitud media se sitúa a 1.300m. La tejeda se conoce como de la Peña Carazo, por estar situada justo bajo los impresionantes cantiles de la cara norte de esta peña, una verdadera fortaleza natural. Junto a los tejos se pueden observar las siguientes especies: esquenos (Juniperus communis Subs. Hemisphaerica) los llamados aquí enebros (Juniperus thurifera), pudios (Rahmnus alpinus), majuelos (Rosa canina) , Rosa sp., Rubís ulmifolius, Thymelea sp. y una verdadera joya botánica para estas latitudes, una madreselva pirenaica, Lonicera pyrenaica. [1]
[1] Este párrafo está sacado de “El Libro del Tejo”, editado por ARBA.

A la vuelta nos lo tomamos con calma y fuimos “llaneando” hasta incorporarnos a la senda que nos devolvía enteros a Haedo.
Nos volvimos a comer a Hontoria de Valdearados sin ver los árboles fosilizados de Hacinas ni las huellas de dinosaurios de Salas de los Infantes ni su museo dedicados a estos gigantes, pero esto da para otra jornada.

1 comentario:

Montacedo dijo...

Hola, ¿podéis darme alguna referencia para localizar los tejos?. Gracias de antemano